En los años 80, las películas y figuras de acción de Star Wars arrasaban. La juguetera Mattel tenía la imperiosa necesidad de crear algo para hacer frente a un rival tan grande y así nació He-Man y los Másters del Universo.
Al contrario que en otras franquicias en las que el éxito de las películas venía seguido de la creación de los muñecos y juguetes, con los Másters del Universo ocurrió todo lo contrario. He-Man, Skeletor y el resto de personajes fueron creados únicamente para ser juguetes en un principio y el éxito a nivel mundial superó todas las expectativas. De hecho, en 1985 las ventas alcanzaron un tope de 400 millones de dólares.

Las figuras de acción de He-Man y el resto de Másters del Universo eran el bien más preciado de cualquier niño ochentero (Padres Frikis)
Cada figura venía acompañada de un pequeño cómic dentro de la caja. De esta forma, los creadores y Mattel trataban de dar vida a ese muñeco que los niños acababan de adquirir. Por supuesto, fueron apareciendo todo tipo de vehículos en los que el musculoso guerrero He-Man podía desplazarse así como su fiel amigo Battlecat (un tigre de dimensiones desproporcionadas). Pero no sólo eso, también podíamos adquirir el castillo de Grayskull donde podíamos transportar a todas las figuras.
Por el poder de Greyskull, yo tengo el poder”
El éxito de ventas fue motivado por la creación de la mítica serie animada He-Man y los Másters del Universo que todos los niños de la época disfrutamos. Ver a nuestros muñecos cobrar vida en la pantalla al grito de “Yo tengo el poder” era algo grandioso. Además, aquella serie tuvo un enfoque educativo ya que, como es lógico, iba dirigida a un público infantil.

El príncipe Adam se convertía en He-Man al alzar su espada y gritar: “Por el poder de Greyskull” (syfywire)
Másters del Universo, la película (1987)
Sin embargo, como le ocurrió a otras franquicias como Las Tortugas Ninja, el éxito de Masters of the Universe cayó de forma drástica. En 1986 la bajada fue tan grande que únicamente se llegaron a facturar 7 millones de dólares (no olvidemos que veníamos de unos 400 apenas un año antes). Había que hacer algo.
Fue entonces cuando se recurrió a un clásico: hacer una película con actores de carne y hueso. De esta forma, en 1987 se estrenaba Másters del Universo dirigida por Gary Goddard. Dolph Lundgren, que venía de ser el ‘malo’ en Rocky, sería He-Man y Frank Langella encarnaría a su archienemigo Skeletor. El fracaso fue absoluto y las cifras hablan por si solas. El presupuesto del proyecto fue de 22 millones y únicamente se recaudaron 17.
La cosa no había por donde cogerla. La acción transcurre en la Tierra, los personajes no se parecen en casi nada a los de la serie animada, la trama tampoco es muy buena que digamos y así podríamos continuar un buen rato. Sin embargo, con el tiempo, la cinta se convirtió en una película de culto y todavía somos muchos los que nos gusta castigarnos de vez en cuando volviéndola a ver aunque sólo sea para recordar nuestra infancia.